¿Cuáles son las emociones
del helado?
En mayor o menor medida, todos reconocemos las emociones del helado. Sabemos que, cuando lo comemos, nuestro estado de ánimo mejora. Como esto no sucede con otros alimentos, queremos explicarte cuáles son sus conexiones. ¿Te apetece hacer un recorrido afectuoso por el consumo de este manjar?
El alimento emocional
Probablemente, en algún momento has sentido hambre emocional. Podríamos explicarlo como esa necesidad de ingerir alimentos para tapar o compensar ciertos estados de ánimo, sensaciones o emociones. Llevado al extremo, puede derivar en trastornos alimentarios; de forma ocasional y moderada, forma parte de la realidad de cada uno de nosotros.
En este sentido, los expertos asocian diferentes situaciones afectivas al deseo ferviente de ingerir ciertas comidas. Por ejemplo:
- Cuando añadimos picante o tendemos a este tipo de sabores, buscamos intensidad, acción y novedad en nuestra vida. A menudo, intentamos compensar la incapacidad que nos impide hacerlo realmente.
- Si sentimos la necesidad de comer dulces, especialmente horneados, refleja que nos sentimos fatigados por la rutina y la falta de alegría.
- Cuando el exceso de sal invade la degustación de un plato, quizás se refleja la agitación, la angustia y la ansiedad interior.
- Depender del café implica un deseo latente de procesar y asimilar intelectualmente la mayor cantidad de información posible. Sin embargo, también suele tapar un cierto agotamiento mental.
Podríamos seguir hablando de otras posibilidades, como masticar productos crujientes o con almidones suaves. Pero nos interesa más hablar del helado. ¿Te has fijado que los ejemplos mencionados tienen connotaciones negativas? Esto no sucede con los lácteos; en realidad, cuando te apasionan la leche, los yogures y el queso deseas tranquilidad, confort y bienestar. La presencia en ellos de péptidos con efectos opiodes, comparables a las endorfinas, aportan estos efectos positivos.
Comer helado, un plus en tu ánimo
De todos los derivados de la leche, este es el mejor ejemplo de alimento emocional con efectos positivos. Combina el frío encantador, la grasa cremosa y el azúcar. A menudo, cuando lo tomamos de calidad, artesanal y natural, incluye frutas y otros productos saludables. Los hechos, y los estudios, demuestran su influencia positiva en el estado anímico humano.
Es una mezcla perfecta para aliviar los dolores y, por ello, se utiliza para combatir ciertas heridas del alma. ¡No es casualidad que tiendas a comerlo tras una ruptura amorosa o un fracaso profesional! Sin duda, te ayuda a sentir un plus de optimismo y energía positiva.
¿Sabes por qué endulza el dolor? Porque estimula la producción cerebral de la serotonina y la dopamina. Estos neurotransmisores participan en la generación de sensaciones placenteras y en la percepción de la felicidad. Además, incluye triptófano, un aminoácido que produce cierta sensación de calma. En consecuencia, también es un recurso interesante para combatir el estrés y la ansiedad. De hecho, los helados nos ayudan a calmarnos y reducen la agresividad de las personas.
Algunos ejemplos cotidianos de las emociones del helado
El acto en sí de degustar un helado es un protocolo sensorial excelso y positivo. Al comer helado sentimos un contraste inicial de frialdad en nuestra boca. Este choque de arranque te aleja de tu realidad, supone una innovación que psicológicamente te predispone hacia el cambio.
A continuación, la textura, la cremosidad, el sabor y los aromas se suceden en tu paladar produciendo un festival de sensaciones únicas. Cuando se calienta en tu boca, se funde en un líquido cremoso, suave y agradable que parece acariciar tu lengua y tus paredes bucales. Es una suerte de masaje delicioso que relaja. Estos placeres sutiles se perciben, por ello, como una experiencia positiva. Además, ya lo hemos dicho, su aportación de hormona de la felicidad te lleva hacia una reacción favorable.
Situaciones emocionales relacionadas con este alimento
Por todo ello, se dice que las personas que toman helado con moderada frecuencia son más alegres, divertidas y optimistas. Si haces memoria o miras a tu alrededor, encontrarás una buena cantidad de ejemplos en los que estas delicias adquieren una función anímica evidente. ¿Qué te parecen estas referencias?:
- Cumpleaños infantiles. ¿Te has fijado con qué alegre excitación reciben los peques el postre con helado en estas celebraciones? Su entusiasmo innato es consecuencia, sin duda, de las experiencias positivas que han vivido.
- Rupturas amorosas. Lo hemos visto en las películas y las series de televisión muy a menudo. Asimismo, seguro que lo hemos tomado en estos mismos casos o se lo hemos ofrecido a nuestros seres queridos afectados por el desamor. No cura ese dolor, pero lo alivia.
- Enfados. También puedes proporcionarlo para apaciguar a una persona irascible. A menudo, el estrés, la frustración y el nerviosismo son las causas de estos comportamientos agresivos. Tras degustar un buen helado natural, se suele sentir un bienestar relajante.
- Alcanzar acuerdos. Cuando se trata de aunar voluntades y negociar decisiones gano-ganas, ir a una heladería es una gran estrategia.
En definitiva, las emociones del helado son positivas, nos ayudan a estar bien. En Dolciri te ofrecemos un universo creativo propio, de calidad y saludable. ¡Prueba nuestras creaciones artesanales que elevan el espíritu!
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