Guía rápida
para degustar helado
Degustar un helado es un proceso sensorial placentero, complejo y muy satisfactorio. Como ocurre con el vino, el aceite, la cerveza, el chocolate y otros alimentos similares, se disfruta mucho más cuando se toma despacio. Su consumo debe ser pausado y, en lo posible, cumplir con ciertas pautas.
En este artículo queremos ayudarte a disfrutarlo todavía más. Para ello, vamos a recrear una posible cata de helados con todos los procesos, matices y circunstancias que la potencian. ¿Quieres dar otro paso como sibarita de este delicioso y refrescante manjar?
TDS y otras cuestiones previas
No es lo mismo tomar este producto artesanal, elaborado de forma natural y con materiales seleccionados por un chef cualificado, que una propuesta industrial. Diferentes análisis han demostrado que, más allá de la sensación inicial de fundirse en la boca, poco más asemeja ambas experiencias.
En primer lugar, el contraste de temperaturas inicial agita la sensibilidad del catador. En este sentido, existe una técnica llamada TDS (predominio temporal de las sensaciones) capaz de analizar informáticamente la evolución de las impresiones que experimentamos al consumir. Científicos del CSIC emplearon esta tecnología para las sensaciones que producen los helados.
Al aplicarla, constataron que los helados artesanales agradan mucho más que los que solo incluyen leche azucarada. Su cremosidad aumenta, el recubrimiento bucal es más placentero y la satisfacción se incrementa.
Otro aspecto importante es tomar el helado despacio. En cualquier ingesta alimentaria, comer rápido ralentiza la liberación de las hormonas del intestino que nos hacen sentir saciados. Por ello, comemos más. Cuando nos referimos a la heladería, la velocidad te impide percibir todos los matices y sensaciones en boca.
Cómo degustar un helado todavía más
Vamos a dejarnos de ciencia tecnológica para centrarnos en lo sensitivo, en el placer y en el bienestar heladeros. Además de beneficioso para tu salud, consumirlo durante todo el año mejora tu estado de ánimo. En gran medida, por la experiencia tan positiva que proporciona tomarlo.
Para exprimirla al máximo, es importante respetar tres etapas sucesivas. Recréate en cada una de ellas con pausa, actitud positiva y las antenas sensoriales desplegadas.
Preparación de la cata
La primera cuestión fundamental es sacar el producto del congelador unos cinco minutos antes de la prueba. Déjalo a temperatura ambiente en un lugar apropiado.
Te conviene eliminar la influencia de cualquier agente externo del entorno que pueda interferir en tu degustación. Por ejemplo, evita los ambientadores y los perfumes fuertes, porque pueden alterar la percepción aromática.
También es clave no haber tomado sabores fuertes durante un cierto tiempo antes de la cata. Salsas picantes, quesos potentes, café, bebidas alcohólicas y el tabaco, por ejemplo, dejan tus papilas gustativas alteradas. También sucede con la pasta y los elixires dentales. Antes de empezar, haz un enjuague bucal con agua.
Elige un lugar con una iluminación natural para que no se alteren los colores, uno de los atributos que vas a apreciar. Además, una cuchara metálica es la mejor opción para catarlo.
Análisis visual
Igual que hacemos con el vino, observar es el primer paso. ¡Los alimentos entran por los ojos! La observación te permite saber si un helado es de calidad. Los artesanales, bien hechos, se derriten de modo homogéneo, sin perder su fusión. La separación del líquido refleja un exceso de agua.
Por otro lado, el color es un estímulo atractivo antes de degustarlo, así como la forma en la que se ha presentado y la presencia de toppings. Estos deben ser los justos: ni muchos ni pocos. Cromáticamente, los naturales presentan tonalidades suaves, neutras o pastel. Además, se asemejan siempre a la fruta que les da sabor.
Antes de pasar a la cata propiamente dicha, haz un corte de arriba a abajo y fíjate en la homogeneidad. Si es la misma dentro y fuera, buena señal.
Sensaciones en boca
¡Llega el momento de ingerirlo! Al introducir la cuchara en tu boca, colócala del revés: es importante evitar que el producto roce directamente tu paladar. Permite que la crema recorra toda tu boca y céntrate en la segunda sensación, porque el sabor se percibe, sobre todo, cuando lo tragas. Justo después, analiza el retrogusto que te proporciona.
Al valorar tu experiencia, fíjate en aspectos como la cremosidad y la textura. Han de ser suaves, finas y sinuosas. Si las notas arenosas, o percibes trozos de hielo, la elaboración no ha sido buena. La agradable naturalidad de los sabores y los aromas generados es otro criterio fundamental.
El posconsumo es otro indicador decisivo. Si te deja una sensación de pesadez al terminar o te produce sed, refleja un exceso de azúcar, saborizantes y escasa calidad. Los helados artesanales de Dolciri te hacen sentir genial mientras te los tomas y durante mucho tiempo después.
Degustar un helado es una experiencia sensorial maravillosa. Este procedimiento de cata te permite reconocer su excelencia y, sobre todo, disfrutarla aún más. Así que no lo dudes: contacta con la mejor heladería artesanal y regálate estos momentos únicos de placer.
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