Florin,
el chef de los helados
Vamos a hablarte de Florin, el chef de los helados de Dolciri. La principal cualidad de este heladero único es la pasión por su trabajo artesano. Sin ella, resulta imposible realizar este trabajo creativo con tanta calidad y acierto.
¿Sabes que consigue crear helados salados a la carta? No solo los sirve en su restaurante italiano, que lleva liderando más de doce años. También los prepara de forma personalizada para otros restauradores y cocineros de prestigio. ¿Te gustaría saber cómo es un día cualquiera de un maestro del arte de hacer helados?
Un chef de los helados personalizados siempre está creando
A Florin le gusta madrugar. Cada mañana lo hace. Prepara un desayuno saludable y lo disfruta en familia mientras contempla el paisaje natural serrano de su pueblo. Le encanta la vida natural y está muy unido a su tierra. Por eso, y por su búsqueda de la excelencia, utiliza casi siempre materias primas frescas, naturales y de proximidad en su laboratorio heladero.
A continuación, este heladero único se desplaza hasta su obrador, en el municipio vecino, en una furgoneta sostenible. Durante el trayecto, su mente está considerando ya opciones creativas para mejorar la nueva receta heladera en la que está trabajando.
¿Tienes curiosidad por saber de cuál se trata? Es un helado de crema Philadelphia que un prestigioso restaurador le encargó hace algunos días. Su intención es maridarlo con una ensalada de salmón deliciosa. Y Florin siempre está trabajando en la idea. Considera opciones, selecciona enfoques e imagina los matices que pueden darle cuerpo.
Este artesano de los sabores helados disfruta hablando con sus vecinos. Esa mañana, de camino a su trabajo, se detiene y charla con uno de ellos durante un rato. Le encanta escuchar a los demás, una cualidad imprescindible cuando se crean productos personalizados, al gusto del cliente.
¿Te imaginas un creador así incapaz de empatizar con las personas? La inspiración está en cualquier parte. Y reconocer las expectativas y los deseos de los otros es el punto de partida imprescindible en el arte de hacer helados a la carta.
Creatividad a tiempo completo
Como cualquier proceso creativo, en este caso a caballo entre la gastronomía y el arte, su labor consta de dos partes. Una preparación remota, que dura toda la vida, y una preparación próxima, específica, para cada encargo concreto.
Por eso, más allá de su trabajo específico en el laboratorio heladero que regenta, Florin acostumbra a documentarse mucho y bien. Cada cierto tiempo se acomoda en el patio de casa y revisa la prensa especializada del sector.
También cuenta con una amplia biblioteca sobre cocina de vanguardia y la afición de investigar en blogs y contenidos sobre heladería selecta. ¡Su pasión heladera es permanente!
El trabajo de laboratorio
Florin es un cocinero cualificado que gestiona su restaurante italiano desde hace una docena de años. Esta actividad le ha permitido desarrollar un sexto sentido para crear platos de vanguardia y recetas tradicionales. Dispone, además, de clientes exigentes acostumbrados a la máxima calidad gastronómica.
¿Cómo influye esta actividad en su pasión heladera? Le permite contar con una visión muy valiosa como restaurador. Además, es el escaparate perfecto para muchas de sus creaciones heladeras. Así, en su propia carta incluye espectaculares maridajes de helados salados y platos deliciosos.
Con frecuencia, una vez que tiene claro qué helado va a fusionar con alguno de sus platos, formula la receta y crea el helado. Después, lo lleva a su cocina y elabora el plato completo. Sus compañeros y amigos son los primeros en probarlos: ese feedback le permite decidir si cumple los altos estándares de calidad que se aplica. Solo entonces termina por servirlo en su restaurante.
Dentro del laboratorio
Su laboratorio heladero es un espacio pequeño, inspirador y completo. ¡Incluye todas las herramientas necesarias para crear! Florin se ha encerrado en él por la tarde, porque está a punto de terminar su helado de crema Philadelphia.
Tiene el mismo pálpito que lo invadió antes de finalizar el helado de tomate y AOVE que ahora triunfa en su ensalada de burrata. Su siguiente proyecto es crear uno de gorgonzola y nueces e incluirlo en su carta de helados para hostelería. Pero, antes, ha de resolver este otro encargo.
Suena su música favorita de fondo y, ¡fantástico!, Florin comprueba que el resultado obtenido es exactamente el que quería.
Tras darlo a probar a varias personas de su confianza y recibir su aprobación, decide quedar con el cliente. Lo cita en su restaurante y, después de la conversación inicial, este heladero único le sirve el resultado creativo en el que lleva trabajando tanto tiempo.
—¡Esto está increíble! —lo felicita el restaurador, extasiado aún por la sucesión de matices, aromas y texturas que acaba de probar—. ¡Nunca imaginé que podrías conseguir algo tan rico! Has superado todas mis expectativas, Florin.
Así trabaja el chef de los helados de Dolciri. ¿Qué te ha parecido? Su obrador se encuentra en El Molar, Madrid. ¿No te apetece disfrutar de tan incomparable pasión heladera?
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